Cuando alguien nombra sus grandes sagas de libros favoritas, todos suelen caer en los mismos sitios comunes: El Señor de los Anillos, Harry Potter, Mundodisco… todas grandes obras, sin ningún lugar ni género de dudas. Sin embargo, pocos, muy pocos, van a decir la saga cuyo primer libro reseñaremos en esta entrada. Muy pocos te van a decir que una de las grandes sagas es Caballo de Troya, de J.J. Benítez. Y no lo van a hacer porque no lo consideren una obra de altísima calidad, no. Lo van a hacer por desconocimiento. Porque, en general, la saga Caballo de Troya no suele ser considerada como lo que es: la gran saga de best-sellers escrita en España en el último cuarto del siglo XX y parte del XXI.
Y lo es por derecho propio. Por su estilo detallado, práctico y conciso. Lo es por su pulcritud en los datos y explicaciones. También, por su claridad en la escritura. Pero lo es, sobre todo, por la calidad argumental que desprende la obra desde la primera página hasta la última. Y, además, por un tema que te hace recorrer sus páginas sin pausa hasta que terminas la novela. Porque es una novela, ¿no?.