En el corazón del barrio de Malasaña, en Madrid, se alza un edificio cuya historia ha alimentado el miedo y la fascinación a lo largo de los años. El número 3 de la calle Antonio Grilo es conocido por algunos como la Casa Maldita de Madrid, un lugar donde la muerte ha dejado su huella en repetidas ocasiones. Entre 1945 y 1964, al menos tres sucesos violentos ocurrieron dentro de sus muros, convirtiéndolo en un epicentro del misterio y la tragedia.
1945: El asesinato del camisero
El primer crimen documentado en este inmueble se remonta a 1945, cuando un hombre dedicado al negocio de la camisería fue hallado sin vida en su vivienda. La escena del crimen presentaba signos de violencia, pero nunca se encontró al culpable ni se esclarecieron las circunstancias exactas del asesinato.
Lo más inquietante es que, a pesar de las investigaciones, el caso quedó sin resolver. En aquel Madrid de posguerra, donde la precariedad y el miedo eran parte del día a día, la muerte de aquel hombre pasó casi desapercibida, quedando como un episodio oscuro en la historia de la casa de Antonio Grilo.
1962: El sastre que mató a su familia
El suceso más aterrador ocurrió el 1 de mayo de 1962. José María Ruiz Martínez, un sastre de 45 años, vivía en el tercer piso del edificio junto a su esposa, Dolores Bermúdez Fernández, y sus cinco hijos: María Dolores (14 años), Adela (12), José María (10), Juan Carlos (5) y Susana (casi 2 años).
Aquel día, en lo que parecía ser un acto premeditado, Ruiz Martínez asesinó metódicamente a toda su familia. No hubo gritos ni forcejeos. Utilizó una pistola, disparando a su esposa e hijos en la madrugada. Luego, tras cometer los crímenes, se asomó al balcón y, con una expresión desencajada, gritó a los vecinos: «Los he matado por no matar a otros canallas».
Después, se encerró en el baño y se disparó en la cabeza, poniendo fin a su vida. Cuando la policía llegó, encontró una escena dantesca: los cuerpos de la familia estaban acomodados en sus camas, como si aún durmieran.
Las razones detrás de la matanza nunca se esclarecieron completamente. Se dijo que Ruiz Martínez sufría problemas económicos y una profunda crisis personal. Otros aseguraban que había empezado a comportarse de manera errática en los días previos, afirmando que estaba en contacto con extraterrestres o que fuerzas oscuras lo manipulaban.
El caso conmocionó a la sociedad madrileña. Las imágenes del funeral, con seis pequeños ataúdes y uno más grande, quedaron grabadas en la memoria colectiva. Este crimen reforzó la oscura reputación de la vivienda.
1964: El infanticidio en el primer piso
Dos años después del crimen del sastre, la tragedia golpeó de nuevo. En esta ocasión, una joven madre que vivía en el primer piso fue detenida por asesinar a su bebé recién nacido. En un acto de desesperación, ocultó el cadáver del niño, pero fue descubierta y arrestada.
Aunque este caso no tuvo la misma repercusión mediática que la matanza de 1962, consolidó la siniestra fama de la Casa Maldita de Madrid, que ya era vista como un lugar donde la muerte parecía acechar en cada rincón.
¿Una casa maldita?
Con el tiempo, la leyenda de la casa de Antonio Grilo 3 se fue forjando. Algunos vecinos comenzaron a reportar fenómenos extraños: ruidos inexplicables, puertas que se cerraban solas y la sensación de presencias invisibles.
Uno de los relatos más inquietantes proviene de un equipo de investigadores del misterio que visitaron la vivienda en los años 90. Durante una sesión de grabación, captaron una voz infantil que susurraba: «Papi».
Además, hay quienes afirman que, en algunas madrugadas, se pueden escuchar sollozos provenientes del tercer piso, donde Ruiz Martínez acabó con su familia. Otros han hablado de sombras que se mueven por los pasillos y la sensación de ser observados.
A pesar de todo, el edificio sigue habitado. Los nuevos inquilinos rara vez permanecen mucho tiempo, y algunos ni siquiera conocen la historia del lugar.
Un lugar donde el pasado sigue vivo
Más de medio siglo después de los crímenes, la casa maldita de Madrid sigue siendo objeto de especulación y curiosidad. ¿Es solo una coincidencia que tantas tragedias hayan ocurrido en el mismo sitio? ¿O existe algo más, algo inexplicable, que impregna sus muros?
En la almendra central de Madrid, teniendo en cuenta que la zona existe desde el siglo XVI, existirán muchas casas en las que habrán pasado cosas truculentas.