Si algo podemos decir de los miembros del equipo de Milenio 3 es que son capaces de divulgar a las mil maravillas y, además, teniendo cada uno bien definida su especialidad. En el caso que nos ocupa, traemos una reseña del libro Misterios de la Iglesia, de Carmen Porter. Es bien conocida no solo la pasión que la madrileña siente por los temas relacionados con la Iglesia Católica sino que, además, cuenta con una extensa biblioteca relacionada con el tema.
Este Misterios de la Iglesia abre una trilogía de libros de la autora relacionados con el tema (que la completaría «La Iglesia y sus demonios» y «La Sábana Santa«) y fue publicado en el año 2002 por la Editorial Edaf. Aquí se hace un primer repaso por algunos de los casos más mistéricos de los últimos años y siglos dentro de la disciplina católica y que nos puede servir como manual de introducción (así como Encuentros OVNI lo hace con este otro tema) para el asunto que trata. Nos aproximaremos a los hechos en bruto, la exposición documental y la crónica de los hechos; las conclusiones han de correr por nuestra cuenta. Como no podía ser de otra manera.
Carmen Porter, divulgando sobre la Iglesia
Como decía en la entradilla, tanto el interés como el conocimiento de la autora por el tema es bien conocido. Desde hace muchísimo tiempo su biblioteca está jalonada de ejemplares (algunos de muy difícil localización) tratando el tema de la Iglesia en general, pero también de asuntos particulares relacionados con la misma: exorcismos, posesiones, sindonología, demonología… amplios conocimientos del asunto.
En el libro que nos ocupa, se nos ofrece una visión general (que no genérica) de diferentes hechos acaecidos a lo largo de los años; desde apariciones marianas como la de Ezquioga o Garabandal; hasta la explicación de procesos de beatificación y canonización como el de Juan Diego en México.
Además, la autora nos deleita con una deliciosa entrevista con el padre José Francisco Guijarro, perteneciente a la Congregación para la Causa de los Santos, entidad de la Iglesia Católica que dicta sentencia sobre los diferentes casos de beatificación o santidad tras realizar una exhaustiva investigación.
Misterios de la Iglesia, una obra de consulta
Y a fe mía que es así; en tanto en cuanto es una obra ideal para consultar tanto si estamos investigando por nuestra cuenta o si nos estamos documentando. La exposición de hechos y el contenido relacionado, tanto a nivel de documentación como de bibliografía, nos ofrecen un suculento banquete para saciar nuestra curiosidad.
Cada uno de los diez capítulos en los que está narrada esta obra de divulgación cuenta con una estructura similar: Una introducción personal de Carmen contando como se acercó al caso, una primera exposición de hechos, aportación de pruebas gráficas o documentales según el caso; finalmente testimonios donde fue posible y una pequeña conclusión que nos invita a reflexionar sobre el mismo.
Lo que la autora consigue, sin ningún género de dudas, es despertar nuestra curiosidad por estos temas; algunos bien conocidos como las videntes de Garabandal o el Padre Pío y otros menos conocidos, al menos por quién les escribe, como Ezquioga o Zeitoum.
Lugares, casos y temas desconocidos por el gran público
Garabandal, por ejemplo, es un tema tan controvertido como conocido. No solo por el amplio recorrido que siempre ha tenido el tema tanto en Milenio 3 como en Cuarto Milenio, sino además por el hecho de lo relativamente cercano que es en el tiempo. No obstante, además de estos grandes temas (como también estigmatizados y vírgenes llorosas) Carmen Porter centra el foco en otros casos, también importantes, pero de menor calado mediático.
El caso de la localidad guipuzcoana de Ezquioga, por ejemplo, están servidos de una amplia panoplia de sucesos paranormales; puesto que las apariciones marianas fueron acompañada de otra serie de avistamientos; por ejemplo, dicen los testigos que una bruja sin cabeza sobrevoló el pueblo antes de que comenzasen las apariciones marianas.
Este hecho, por cierto, según cuenta Carmen, se repitió en otras latitudes con otras apariciones marianas.
Fátima, Lourdes, La virgen de Guadalupe… ¿qué hay tras las apariciones de la Virgen?
Cuando recorremos las páginas del libro (que aunque no está centrado en la Virgen, tiene gran presencia en el mismo), nos damos cuenta que en todos los casos que la Madre aparece hay una serie de patrones comunes. En casi la totalidad de ellos su presencia, además de la clásica luz que envuelve la figura, lega mensajes de cara al futuro.
También congrega en torno a estas apariciones un sinnúmero de personas, que suelen tener una epifanía; tras esto suelen renovar su fe, despertar vocaciones o, incluso, impulsar conversiones. Tal es el poder místico de estas apariciones marianas.
También, por desgracia, despierta poca simpatía entre las altas instancias eclesiásticas que, generalmente, tratan de opacarlo en gran medida. Es el caso de Garabandal, por ejemplo, o incluso de la Virgen de Guadalupe.
Robbie Manheim, el caso más impactante
Dentro de estos Misterios de la Iglesia, como no podía ser de otra manera, tienen lugar otra serie de sucesos también relacionados con esto, tal como son las posesiones demoníacas. Entre todas ellas destaca, sin lugar a dudas, el primer caso expuesto por Carmen Porter en el libro: la posesión de Robbie Manheim en Monte Rainier, en Estados Unidos.
Aunque como la propia autora desvela en el libro que éste no es el nombre real del afectado, sí que lo fueron las duras sesiones de exorcismo a las que el menor tuvo que enfrentarse. Maratonianas luchas contra el demonio por parte de unos exorcistas oficiales del Vaticano.
Hechos y sucesos que tuvieron lugar a mitad del siglo XX y que, cuando cayeron en las manos oportunas, se convirtieron en una novela de culto: este exorcismo dio pie que William Peter Blatty construyera su espectacular novela «El Exorcista», llevada al cine poco tiempo después con notabilísimo éxito.
José Francisco Guijarro, una entrevista deliciosa
Por último, pero no por ello menos importante, el libro acaba con una estupenda entrevista al padre José Francisco Guijarro, perteneciente a la Congregación para la Causa de los Santos. A través de las preguntas de Carmen y las respuestas del sacerdote podemos entender y comprender los procesos que tienen lugar, dentro de la Iglesia, para que una persona sea beatificada o canonizada.
Es de ese tipo de entrevistas que aportan muchísimo conocimiento; además de familiarizarnos con unos procesos que, generalmente, están vedados para el gran público. De aquí extraemos lo concienzudo que puede llegar a ser el proceso; lo complejo y completo que es para determinar si, detrás de una gran persona hay, además, algo más.
En mi opinión, esto denota la forma de trabajar dentro de la Iglesia, donde se busca más la razón de lo que puede parecer desde fuera; de hecho, creo que ayudaría bastante la transparencia en aras de una mejor comprensión del trabajo que se realiza desde la institución.
En definitiva, una obra de consulta
Como el Uróboros, planteo el final de este artículo como una vuelta al inicio, mi defensa de la obra de Carmen Porter como un libro de consulta, donde iniciar nuestro camino de documentación o investigación en pos de ampliar nuestro conocimiento. No solo es un buen compendio de casos, la narrativa de los mismos nos impulsa a querer saber más sobre ellos; la documentación aportada y la bibliografía mostrada nos dan un excelente acicate para seguirle la pista a los mismos.
Doscientas treinta páginas que he podido leer en poco tiempo, donde el recorrido por casos, situaciones y lugares se me ha hecho tan ameno como corto; donde mis ganas de poder acceder a más literatura sobre estos Misterios de la Iglesia ha sido un in crescendo desde el inicio hasta el final.
Y, como decía hace unos párrafos, una entrevista final que enseña mucho más que bastantes manuales y obras que no desmenuzan estos procesos; una fuente impactante, unas respuestas coherentes y meditadas, con sabiduría adquirida a través de los siglos para demostrar que, aunque misteriosa, la Iglesia es la primera interesada en que la razón y la fe vayan de la mano.
Porque no podría entenderse lo que somos; no podría entenderse lo humano, sin ambas cosas entrelazadas. Misterios de la Iglesia, sí, pero misterios de lo que somos, en definitiva.
